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El auto del caso Cerro Muriano dice que la situación que se generó en el lago fue «de auténtico caos»

El Juzgado Togado Militar Central número dos de Madrid ha emitido este lunes el auto de procesamiento en torno al conocido como caso Cerro Muriano, en el que dos militares, Carlos León y Miguel Ángel Jiménez, perdieron la vida durante unas maniobras en la base cordobesa. Finalmente, el juzgado procesa a seis mandos (un capitán, un teniente, un sargento, un teniente coronel, un comandante y un coronel), a los que deja en libertad provisional con la obligatoriedad de comparecer ante la justicia los primeros días de cada mes.

El auto, de 25 páginas y al que ha tenido acceso a este periódico, recoge los antecedentes de hecho de lo que ocurrió el fatídico 21 de diciembre y los días anteriores en los que se preparaba el ejercicio, enclavado dentro del periodo básico de instrucción (PBI) para el personal de tropa de nueva incorporación a la Brigada Guzmán El Bueno X. A raíz de las declaraciones de numerosos testigos (en su mayoría soldados), de los propios investigados, de peritos y de las pruebas realizadas se reconstruye lo ocurrido en el pantano de Casa Mata, dentro del campo de maniobras del Muriano, donde el cabo y el soldado murieron ahogados en un ejercicio de cruce del lago.

La mayoría de la información recogida en el auto se ha ido conociendo a medida que avanzaba el periodo de instrucción, aunque cabe dejar claro que será la justicia militar la que determine la responsabilidad de los procesados, a los que se acusa de delitos contra los deberes del servicio y dos más en grado de tentativa (hubo otros dos militares que tuvieron que ser atendidos por hipotermia) y otro de incumplimiento de los deberes inherentes al mando (en este caso se le imputa solo al coronel).

Los hechos

El capitán investigado fue nombrado jefe de la compañía PIB en noviembre y se encargó de elaborar el programa de formación, donde se incluía la práctica de «cruce táctico de río», que después fue modificada como «cruce de paso de río» y se adelantó un día de lo previsto. Ese programa, señala el auto, fue aprobado por el coronel jefe de regimiento.

Siempre según el documento judicial, se mandó que el ejercicio se ejecutara en una zona donde no se hiciera pie para hacer una «práctica de flotabilidad» encargándose a un sargento la colocación de las cuerdas necesarias para la actividad. En varias ocasiones se reseña que otros tantos testigos «no veían claro» el ejercicio, aunque siempre se obtenía como respuesta que eran «órdenes del capitán».

Cesan al capitán del ejercicio en el que murieron dos militares en Cerro Muriano (Córdoba)

Dos militares cerca de la zona donde se produjo el fatídico suceso. / A. J. GONZÁLEZ

El día de los hechos

La parte más dura del auto es en la que se relata lo que ocurrió la mañana del 21 de diciembre. Sí se deja claro que el primer pelotón que se introdujo en el pantano «notó rápidamente los efectos del agua muy fría», ya que estaba por debajo de los ocho grados. El efecto de esa temperatura es la que provocó que la situación generada, dice el auto de forma literal, fuera «de auténtico caos», añadiendo que los soldados entraron «en estado de pánico al temer seriamente por su vida». Ni las mochilas que iban a dar flotabilidad servían porque se hundían al subirse encima los militares ni la cuerda era una línea de vida, teniendo en cuenta además la cantidad de soldados que había.

Dice el auto que la situación de emergencia desembocó en «un caos» y en «falta de coordinación», teniendo en cuenta que varios soldados tuvieron que ser rescatados por sus compañeros y otros presentaban claros síntomas de hipotermia. Primero se percataron de que el cabo Jiménez había desaparecido y fue el propio capitán el que se metió en el agua a buscarlo, sin éxito. «Fue después de un buen espacio de tiempo», dice el auto, cuando se había realizado el recuento, que se percataron de que el soldado León también había desaparecido.

Dos fallecidos

También confirma el documento judicial lo que ya se sabía, que ambos militares murieron el 21 de diciembre pasadas las 9.00 horas por síndrome anóxico por sumersión. Además, otros dos soldados precisaron asistencia sanitaria por síntomas de hipotermia y a uno de ellos hubo que realizarle una RPG porque estaba inconsciente y llegó a presentar una temperatura corporal de 32 grados.

Ahora habrá que esperar al juicio para depurar responsabilidades en torno a las dos muertes de los militares. Una vez emitido el auto de procesamiento, las defensas y las acusaciones ya podrán trabajar en sus respectivos escritos.

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