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PARAJE LEBRETON, CHACO. Emanuel Juárez -al que todos conocen por “Junior”- se cortó el pelo y ahora la sonrisa pareciera ocupar más centímetros de su cara. Este adolescente de 16 años, que tiene parálisis cerebral, está sentado en su silla de ruedas cuando Jerónimo Chemes, fundador de La Chata Solidaria, le cuenta que gracias a todas las donaciones que se consiguieron a partir de que LA NACION contara su historia, van a poder construirle una casa y un baño de material. Ahí, aparece la sonrisa y Junior hace un esfuerzo para que su cuerpo le responda y poder abrazarlo.
La familia vive en un rancho con piso de tierra, hecho con silobolsas y palos en el paraje Lebretón del Impenetrable chaqueño, muy cerca del límite con Santiago del Estero.
“Lo más urgente es que nos ayuden a hacerle una pieza para él porque lo que tenemos no es seguro. Un baño que sea lindo para que pueda sentarse. Necesita una silla de ruedas nueva porque la que tiene es chiquitita”, decía Claudia Moreno, su mamá. Cuando ella recibe la noticia que le va a mejorar el día a día a su hijo, se lleva las manos a la cara en señal de sorpresa y se tapa apenas los ojos, como si no pudiera creer que tantas personas que no los conocen estén dispuestos a ayudarlos.
En el lapso de dos semanas, se recaudaron $13.500.000 que van a ser destinados a los materiales, el flete y la mano de obra de la casa. Además, se consiguieron dos sillas de ruedas, una cama ortopédica y la donación de una moto para que la familia pueda trasladar a Junior al pueblo para las consultas médicas.
“Fue una locura el teléfono esos días. Montón de gente que nos contactó por WhatsApp para ayudar de todas partes del país y del exterior, que no sabía lo que hacíamos y ahora nos conoce. Tuvimos un aluvión de seguidores y hay gente que se comprometió a donar todos los meses a La Chata”, dice Orlando Cristófano, community manager de la ONG.
El equipo de La Chata Solidaria, junto a un grupo de estudiantes que fueron a hacer tareas de voluntariado, cantan a su alrededor, bailan y hasta actúan una obra de teatro. Comparten un rato de risas con Junior, mientras Chemes se sienta en la galería con sus padres a mostrarles los planos de lo que va a ser su nueva casa: dos habitaciones, un baño instalado con agua corriente que va a contar con inodoro, ducha y canillas.
“Hay agua cerca así que vamos a tirar un caño. Todos los ambientes van a tener puerta grande para que Junior pueda entrar con la silla de ruedas”, le dice Chemes a los padres. Esteban Moreno, su papá, se mantiene callado pero sigue atento el movimiento de los dedos de Chemes que se van desplazando por el papel. Claudia, en cambio, no puede contener las lágrimas de emoción. “Ya cerramos con un corralón de materiales para todo lo que necesitamos pero hay que meter todas esas cosas en el Impenetrable. Va a ser un logro logístico impresionante pero ya conseguimos dos camiones y nosotros vamos a llegar nuestras camionetas”, agrega.
La obra arrancaría -si el clima lo permite- el 8 de julio y estiman que van a demorar dos meses en terminarla. Para eso, el equipo de La Chata Solidaria va a estar viajando de forma regular para supervisar la construcción y acompañar a la familia.
“El nivel de emoción es muy grande. Pensar que lo encontré reptando a Junior y que ahora va a tener una casa es muy movilizante. Porque eso significa que va a vivir con dignidad y que van a tener un lugar cómodo y apto para él y para su familia”, concluye Chemes.
COMO AYUDAR
Las personas que quieran seguir colaborando con la construcción de la casa de Junior, pueden comunicarse con Orlando de La Chata Solidaria al +54 (911) 5331-7472 o donar directamente en este link.