Pese a los esfuerzos por hacer ChatGPT tan intuitivo como otras herramientas digitales, encontrando la repuesta indicada al «conversar» con el usuario, al día de hoy la mayoría de las personas encuentran problemas para obtener de este tipo de asistente virtual la respuesta que buscan. Por eso, hoy en día, saber «hablar» con la Inteligencia Artificial (IA) es una habilidad que las empresas valoran en los talentos que contratan.
El ingeniero de «prompts» es el que sabe como dar forma a las consignas que vuelca en los chats de IA para obtener la respuesta deseada. Son cada vez más valorados en un mercado laboral en el que la tecnología -y su incorporación a las empresas- avanzó más rápido de lo que las personas pudieron adaptarse a ella.
Qué dicen los expertos
Google, que tiene su propio asistente de IA, llamado Gemini, lanzó a principios de mes una guía de 68 páginas para operar la IA. Lee Bonstra, ingeniera jefa en la tecnológica Alphabet (casa matriz de Google) y autora del manual, dejó claro que para obtener mejores respuestas hay que hilar fino en la petición a los asistentes. «Los prompts mal formulados pueden generar respuestas ambiguas o inexactas, y limitar la capacidad del modelo para producir resultados significativos», describe.
No todos los trabajadores se sienten preparados para este cambio de paradigma. Raúl Ordóñez, formador en habilidades relacionadas con la IA, le dijo a El país: «Las pequeñas y medianas empresas sienten que se están quedando atrás. No saben cómo dar el primer paso para adoptar la IA». Consideró que saber introducir consignas «es una habilidad transversal que está afectando a todas las profesiones, sin excepción.».
Pau Garcia-Milà, director de la academia Founderz, explica que «en marketing, por ejemplo, escribir una buena instrucción puede significar pasar de un texto genérico a una campaña altamente personalizada en segundos. En desarrollo de software, está ayudando a programadores a generar código más rápido y en el segmento educativo permite personalizar el aprendizaje para que cada estudiante reciba explicaciones a su nivel y con ejemplos que realmente le interesen».
«No se trata solo de escribir una frase, sino de entender cómo funcionan estos modelos y ajustar la manera en que interactuamos con ellos. Si lo piensas, es como cuando explicas algo a otra persona: si lo haces de forma confusa, no te entenderá bien. Con la IA pasa lo mismo», afirmó Garcia-Milà al diario español.
IA en el trabajo
Por la rapidez con la que avanzaron las cosas, las empresas prefieren ya contratar a talentos que sepan «prompting» para acelerar la implementación de IA en sus procesos, en lugar de esperar que el personal se capacite. Héctor Mata de Shakers, una empresa emergente enfocada en conectar profesionales independientes, comparte que saber interactuar con la IA está ayudando a compañías y profesionales a identificar procesos automatizables. «Esto implica que quienes desarrollen habilidades en el uso estratégico de la IA tendrán una ventaja competitiva significativa», resumió.
Agregó que en Estados Unidos estos perfiles pueden ganar entre 150.000 y 300.000 dólares anuales, mientras que en Europa y América Latina las cifras son menores, «pero aún competitivas».
Vicenç Alvaro, de ManpowerGroup en España, comenta que para las empresas lo más importante es que los empleados sepan leer y medir la calidad del «dato» que les entrega un chatbot, pero que efectivamente hay un aumento de compañías que se fijan en las habilidades en IA a la hora de contratar. «En poco tiempo será tan esencial como tener conocimientos en el paquete de Office», añadió.
Cómo es un prompt bien hecho
En su manual, la ingeniera de Google, Bonstra, dice que la ingeniería de prompts consiste en diseñar entradas de alta calidad que orienten al modelo para producir resultados precisos. «No es necesario ser científico de datos ni ingeniero en aprendizaje automático para redactar un prompt correcto, cualquier persona puede hacerlo», resalta.
¿Y en principio, qué compone un prompt bien hecho? El mismo ChatGPT describe que una instrucción correcta tiene tres partes: contexto, propósito y lenguaje estructurado.
Cristina Aranda, doctora en Lingüística y cofundadora de Big Onion y Mujeres Tech, consideró en entrevista con El País que existe una metodología «para lograr respuestas eficientes de la IA que ahorren tiempo e impacten en la productividad». Sin embargo, argumenta que la comunicación entre humanos y máquinas no ha cambiado: «Son sistemas que necesitan instrucciones, que no va a hacer nada sin que se lo pidas y, en realidad, son muy tontas. Las IA están entrenadas con todo lo extraído de internet o grandes bases de datos sin que se trabaje en la calidad del dato.» Ella previene a las empresas de «acompañar al empleado» para evitar excesiva confianza en su uso.
Por su parte, Andrés Blanco es un emprendedor de 18 años que lanzó el año pasado un sitio web sin fin de lucro que orienta a los usuarios a elegir el mejor agente virtual para su trabajo. Cuenta que la mayoría de firmas reconocidas que diseñan grandes modelos de lenguaje están sacando manuales para entender la IA, lo que para Blanco son fuentes de aprendizaje fiables para iniciarse el uso de esta tecnología. A mediados de abril, OpenAI (de Microsoft) lanzó también una guía de 34 páginas dedicada a explicar cómo construir agentes de IA, que según los expertos son el siguiente escalón de esta tecnología en la automatización de tareas.
Garcia-Milà cree que el «prompt engineering» debería enseñarse en colegios y universidades: «No como una asignatura independiente, sino integrada en distintas áreas. Así como hoy los estudiantes aprenden a escribir ensayos o a usar Excel, en el futuro tendrán que aprender a estructurar prompts para obtener respuestas útiles de una IA».
En la misma línea, Ordóñez declaró: «En el mundo profesional, hablar con la IA correctamente se ha convertido en una herramienta tan necesaria como leer y escribir».
La mayoría de expertos consultados consideran que la rápida evolución de la IA permitirá a los chatbots como ChatGPT entender instrucciones complejas sin la necesidad de escribir prompts estructurados. Entonces, ¿podría quedar obsoleto el prompt engineering en algunos años? Es posible, responde Mata a El País: «A medida que la IA mejora su comprensión del lenguaje y el contexto, las instrucciones detalladas podrían volverse menos necesarios. Creemos que la ingeniería de prompts evolucionará hacia enfoques más estratégicos, como el ajuste de modelos personalizados o la creación de agentes autónomos».