El esquema de retenciones cero anunciado el lunes por el Gobierno hasta el 31 de octubre o hasta alcanzar los US$ 7.000 millones cerró a menos de 72 horas por haberse alcanzado ese cupo por parte de las empresas agroexportadoras a través sus Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE).
Con ello, vuelve a implementarse el esquema vigente de alícuotas hasta el viernes 19 de septiembre. Desde el sector de la producción hay malestar porque las declaraciones de exportación las cerealeras -sin retenciones- se hicieron con granos que todavía que ahora comprarán a los agricultores aplicando sufrirán retenciones de hasta 26% en el caso de la soja.
El analista de mercados agropecuarios Pablo Adreani, sostuvo que el cierre de la ventana de retenciones cero «se debió a la exigencia del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent”, ante la presión de los productores de soja, quienes le manifestaron malestar por favorecer a un país que los perjudica en su comercio con China.
Previo al cierre del régimen, los agricultores de EE.UU. se expresaron en contra de la quita de retenciones a la soja argentina
“La presión de los farmers, a través de la American Soybean Association parece que fue muy fuerte y el gobierno de Trump la trasladó a la Argentina. En este juego de poder, los exportadores de Argentina tuvieron la capacidad para registrar unas 14 millones de toneladas y se cumplió con el requisito de US$ 7.000 millones de dólares”.
“Los productores que pudieron vender entre lunes y martes a 60 dólares por encima, han capturado esa ventaja, pero el 95% se quedó afuera. Las exportadoras Bunge, Dreyfus, Cofco y Cargill son las que más registraron”, indicó el analista en declaraciones a La Voz.
La presidenta de la Sociedad Rural de Rosario, Soledad Aramendi, comentó a PERFIL que en el sector “hay enojo, malestar y hartazgo. Las retenciones nuevamente se bajaron por una necesidad de divisas para subsanar situaciones y la forma más rápida viene de la producción y del campo”.
“Fue un negocio entre el gobierno y la exportación, más allá de que se hizo alarde ante la producción, que viene pidiendo la eliminación de las retenciones a las exportaciones”.
Con respecto a la actitud de los productores sobre la necesidad de las cerealeras de contar con los granos, Aramendi afirmó que “van esperar a que todo se estabilice y vender de acuerdo con sus necesidades de contar con fondos para hacer frente a los gastos de las campañas, como hacen habitualmente”.
Carlos Castagnani, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, opinó que haber alcanzado la meta de US$ 7.000 millones “demuestra, una vez más, la potencia productiva del agro argentino. Sin embargo, es importante remarcar que el grueso de los productores no accedió de manera directa a la rebaja de retenciones que se implementó para lograrlo».
«El beneficio fue para unos pocos», sentenció el dirigente de la Mesa de Enlace.
Para Néstor Roulet, productor agropecuario y ex secretario de Agricultura, “todo fue muy desprolijo, para mí estaba previamente arreglado entre el Gobierno y las exportadoras. Estás tuvieron un costo financiero porque tienen que ingresar los dólares en pocos días, pero anotaron las exportaciones y tienen un año para cumplir con las declaraciones juradas. Además, se quedan con una diferencia a favor de US$ 1.500 millones”.
La eliminación temporal de las retenciones le costaría más de US$ 1.000 millones al Gobierno y tensa el superávit fiscal
Capacidad de negociación
Pablo Ginestet, secretario de Carbap, dijo que la rebaja de retenciones «lamentablemente fue una medida de desesperación mal pensada, mal tomada y salió mal, como esperábamos. Terminaron beneficiándose cuatro o cinco exportadores y es muy poco lo que llega a los productores. Además, fue un esfuerzo ineficaz desde lo fiscal para el gobierno».
El dirigente agregó que lo ocurrido «afecta la credibilidad de lo que dice el presidente Javier Milei de eliminar los derechos de exportación. Necesitamos previsibilidad y no estos altibajos».
«Como productores, la recomendación es hacer valer la mercadería ante las cerealeras, tratando de pelear valores de precios como si no tuvieran. Si hubo un diferencial de 90 dólares, por ahora vienen trasladando 45 dólares pero las expectativas son bajas».
La defensa del Gobierno
Juan Pazo, titular de la Agencia de Recaudación y Contro Aduanero (ARCA), defendió la medida del Gobierno defendió la medida y que habrá un “diferencial de precio de la pizarra”, ya que las cerealeras no tienen suficiente stock para cumplir con la medida: “Van a tener que salir a comprarle al productor”.
“Nosotros siempre dijimos que le íbamos a sacar la pata de la cabeza a la producción y potenciar la exportación. Esta es una medida más que va en ese sentido”, concluyó.