Luis Caputo viene de cometer varios errores no forzados en las señales a los “mercados”, que es lo único que le importa al gobierno.
Recordemos el famoso “El dólar flota, por lo tanto, a cualquiera que le parezca que está barato, agarrá los pesos y comprá, no te la pierdas, campeón”, que lanzó el 1° de julio. Desde entonces, el dólar mayorista oficial escaló casi $60.
Otro error no forzado fue el “off” con Alejandro Fantino del día miércoles que tenía como objetivo desalentar la votación del día jueves en el Senado, donde el gobierno perdió por goleada.
Fantino habló de tres reactores de la “nave espacial”: déficit de cuenta corriente, tipo de cambio y superávit fiscal. Y dijo que al gobierno le quería voltear el reactor del superávit fiscal y que hasta diciembre la nave se iba a mover por las turbulencias que el déficit fiscal podía generar.
Fantino afirmó que los “mercados” iban a catalogar de «ruido» y «quilombo» lo que ocurriría y que los medios de comunicación iban a preguntarse si Milei llega a octubre.
Fantino pintó un panorama con tantos problemas que el ministro Caputo tuvo que salir a decir que la catástrofe vaticinada no era tan así y que a Fantino lo habían editado. Pero, en simultáneo, Caputo ratificó ese panorama aterrador si el Senado votaba como finalmente votó.
La idea es sencilla: hay una nave espacial que funciona a la perfección, de acuerdo al plan, pero hay mandriles que la quieren tirar abajo. Ahora ¿Es cierto que la nave funciona tan bien? Veamos.
La pérdida del superávit
La Oficina de Presupuesto del Congreso informó esta semana que en junio el gobierno dejó de tener superávit fiscal. Por el contrario, presentó un déficit primario (sin contabilizar pagos de deuda) por $1 billón y un déficit financiero (luego de pagar servicios de deuda) por $2,7 billones.
Si bien es cierto que en el acumulado del primer semestre el gobierno todavía conserva el superávit primario y el financiero, la dinámica es que el gasto cae en términos reales, pero en menor proporción que la caída de los ingresos.
Es decir, en estas condiciones, la dinámica es a que crezca el déficit en los próximos meses, al menos que un milagro económico permita aumentar mucho la recaudación.
Una cuenta corriente llena de agujeros
El ministro Caputo le dijo a Fantino que el déficit de cuenta corriente no era grave comparado con el que tiene Paraguay.
La cuenta corriente se puede observar desde información del INDEC o desde datos del Banco Central, que están algo más actualizados. Utilizan metodologías distintas. De todos modos, lo que importante es observar la dinámica.
El año 2024, tanto la cuenta corriente del INDEC como el balance cambiario del Banco Central terminaron con números positivos. Pero en dinámica se observa un deterioro en ambos casos desde mediados de año pasado y no debería haber dudas que ese deterioro está vinculado al atraso cambiario, es decir al dólar artificialmente barato.
Algunos datos que surgen del balance cambiario del Banco Central es que en el acumulado hasta el mes de mayo la cuenta corriente fue deficitaria en U$S4.805 millones y que en ese déficit influye fuertemente la salida de dólares por pago de servicios, principalmente turismo, pero también por los pagos de intereses de la deuda.
En la cuenta financiera del Banco Central, se observan otros datos alarmantes: por ejemplo, la inversión extranjera directa, que es la gran apuesta del gobierno para conseguir dólares, produjo una salida de U$S1.679 millones. Es decir, existe desinversión extranjera.
Algo peor ocurre con la dinámica de los dólares de los “ahorristas”. Entre abril y mayo, la formación de activos externos muestra una salida de U$S 5.247 millones, que podríamos asociar a una de las causas de la fuga de capitales. Es decir, las medidas de Caputo para que la gente saque los dólares del colchón no solo no funcionaron, sino que está ocurriendo todo lo contrario a lo buscado. No solo eso: los dólares que mandó el FMI en abril se le están escurriendo de las manos al gobierno.
Esta dinámica que reflejan los datos hasta mayo continuó. Una medida sintética de verlo es que entre el 4 de julio y ayer viernes 11 de julio, las reservas netas del Banco Central pasaron desde un terreno negativo de U$S 4.200 millones a un terreno negativo de U$S 8.500 millones. Una sangría enorme producto de los pagos de deuda en dólares realizados durante la última semana.
Tensión cambiaria
La escalada del dólar de las últimas semanas no tiene que ver con los errores no forzados de Caputo. No es un problema de declaraciones mal formuladas, de un error en la comunicación política, que existieron, sino de un «plan» que enfrenta las turbulencias de la deuda y el vaciamiento crónico del país. Esos problemas siempre crujen por el mismo lado: el dólar.
Esos problemas son los que advirtieron el J.P. Morgan cuando aconsejó cierto desarme del “carry trade” y Morgan Stanley Capital International cuando en su índice MSCI dejó al país en una categoría que desaconseja a los fondos especulativos tener activos argentinos.
El gobierno de Milei y su ministro Caputo son sacudidos por el Frankenstein que ellos mismos crearon.