El festejo de un cumpleaños terminó de manera trágica el sábado pasado cuando un automovilista perdió el control de su vehículo, se salió de la autopista Panamericana en el kilómetro 38 y terminó incrustado violentamente contra un árbol. Llevaba a bordo cinco pasajeros, a pesar de que la norma indica un máximo de cuatro, y todos ellos, a excepción del conductor, fallecieron prácticamente en el acto. Tenían apenas entre 18 y 21 años. Los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte de jóvenes de entre 15 y 34 años de edad.
Quien conducía era el único que llevaba puesto el cinturón de seguridad, revelando una conducta que no acompañó como debía, pues no exigió a sus pasajeros que lo imitaran y porque además conducía altamente alcoholizado. Sus heridas le impidieron soplar la pipeta tras la colisión por lo que solo cuatro horas después, las pruebas realizadas revelaron que aún tenía 0,65 mg de alcohol en sangre. Su estado es reservado. Las imágenes de la trágica secuencia revelan que el vehículo se desplazaba a muy alta velocidad y que, milagrosamente, no se vieron involucrados otros vehículos. Quedó imputado penalmente por quíntuple homicidio culposo. La llamada “pena natural” si sobrevive será llevar sobre sus espaldas durante toda la vida la muerte de sus cinco amigos.
En la madrugada del domingo, un micro que se dirigía a La Plata volcó luego de morder la banquina en una rotonda en la ruta 51 a la altura de General Lamadrid. Cinco personas fallecieron y hubo decenas de heridos, nueve de gravedad. Según los testimonios recogidos, este conductor también circulaba muy por encima de las velocidades permitidas y ya se confirmó que la unidad tenía tres infracciones anteriores por este motivo. El chofer quedó detenido acusado de “homicidio culposo”.
¿Quién no ha visto circular con inusitada frecuencia a micros de transporte a altas velocidades por las rutas argentinas? ¿Dónde están los controles? Deberían llevarse registros públicos de infracciones cometidas por las distintas empresas, incluso identificando choferes, para que los pasajeros puedan acceder a esta información a la hora de elegir una compañía. Esto sería ciertamente más efectivo que el sistema de multas que se aplica poco y mal.
Una vez más, el aumento de la siniestralidad vial sigue robándose vidas, a razón de unas 16 por día según datos de Luchemos por la Vida correspondientes a 2024, más la cantidad de heridos y discapacitados para siempre. Nada hay de accidental en estos episodios cuando están claramente marcadas las responsabilidades. El factor humano es fácilmente identificable en la gran mayoría de los siniestros. Como ya hemos dicho, si se puede evitar, no es un accidente.
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